Manifestó a nombre del pueblo puertorriqueño y el suyo propio que ha expresado “al papa Francisco nuestra tristeza y profundas condolencias”.
Monseñor González Nieves agradeció “profundamente su intenso y rico pontificado, especialmente por su valentía y humildad: para este servidor la grandeza de Benedicto XVI fue su humildad”.
Reconoció que la imagen de Benedicto XVI no logró en los medios de comunicación “presentar adecuadamente la sencillez y humildad de su persona, su compromiso con la doctrina social de la Iglesia, y su defensa de los temas relacionados con la protección del ambiente”.
Según el prelado puertorriqueño, el papa emérito inició los esfuerzos de la Iglesia Católica para repudiar y eliminar los abusos sexuales, especialmente de menores, por lo que “le agradecemos su legado espiritual, su hondura teológica que seguirá impactando la Iglesia y su coherencia de vida”.
Benedicto XVI, dijo, fue una bendición singular para la Iglesia Universal, como teólogo, como Prefecto de la doctrina de la Fe, y posteriormente como Papa porque quiso hacer entender y razonables los conceptos de la fe en un mundo cambiante.
Consideró que fue un Papa de profunda intelectualidad, atinado y paciente discernimiento, aparte de que su fina intelectualidad y sapiencia nunca riñeron con su humildad y sencillez.
Recuerdo que su diálogo, cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con el padre Gustavo Gutiérrez duró varios años y en privado.
Entre sus mayores legados a la Iglesia, nos deja sus escritos, especialmente sus libros sobre Jesús de Nazaret, una joya teológica sobre la vida de Jesús. Su sabiduría permanecerá con nosotros en sus escritos como importantes puntos de referencia, afirmó el arzobispo metropolitano de San Juan.
“Soy testigo de su bondad y ternura, que caracterizaron su estilo de vivir la vida con respecto, amor y sencillez. Me apoyó durante varios momentos de crisis como obispo antes y después de ser Papa”, reveló monseñor González Nieves.
Benedicto XVI nos dio una enorme gesta de humildad y desprendimiento el 11 febrero de 2013, al anunciar su renuncia al pontificado.
“Ningún Papa había renunciado en los pasados 584 años; cuando Benedicto lo hizo fue una decisión inesperada y de mucha valentía, humildad y reflejaba una gran libertad interior y conciencia histórica. Su deseo de dedicar lo que le restaba de vida a la oración y reflexión sigue inspirando”, resumió el arzobispo puertorriqueño.
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