Este Ejecutivo impulsa un golpe de Estado en Israel ante nuestros ojos, con su racismo, corrupción, castración del sistema de justicia, politización de la policía y socavación de la cadena de mando en el Ejército, afirmó Barak, citado por la prensa nacional.
Barack hizo alusión así a los poderes otorgados al ultraderechista Itamar Ben Gvir sobre la policía tras ser nombrado ministro de Seguridad Nacional y a los planes para impulsar una “cláusula de anulación”, que permitiría al parlamento volver a legislar leyes anuladas por el Tribunal Supremo de Justicia.
Aquellos que enfrentan un juicio criminal unieron fuerzas con racistas mesiánicos para derribar la democracia en Israel, afirmó en referencia al jefe de Gobierno, Benjamin Netanyahu, quien enfrenta tres casos por soborno, fraude y abuso de confianza.
También cuestionó a la coalición en el poder, integrada por partidos ultraortodoxos y de extrema derecha, con un discurso abiertamente racista, antiárabe y homófobo.
El retorno al poder de Netanyahu, quien ya gobernó a esta nación durante 15 años, y sus socios de ultraderecha genera preocupación en Oriente Medio y en amplios sectores de la sociedad israelí.
El diputado árabe-israelí Ayman Odeh instó ayer a protestar en las calles del país contra Netanyahu y sus aliados.
Hace unos días, la excanciller Tzipi Livni afirmó que el nuevo Ejecutivo destruirá la democracia en el país.
Precisamente, una encuesta divulgada la víspera por la firma Geocartografia reveló que el 60 por ciento de la población está de acuerdo con Livni.
El diario The Jerusalem Post reveló este mes que más de 330 rabinos estadounidenses boicotearán a la administración de Netanyahu.
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