Tras superar cifra récord de 47 mil libras libanesas por cada dólar estadounidense en 2022, la moneda nacional arrancó el nuevo año con un descenso en el cambio en el mercado informal de 42 mil, luego de la decisión del Banco Central de aumentar a 38 mil su tasa en la plataforma Sayrafa en la última semana de diciembre.
De acuerdo con expertos, la disposición intenta poner fin a la especulación y al contrabando del dólar fuera de las fronteras; así como a la inflación en los mercados y el alza de precios.
A fines del año pasado, Líbano inició la primera fase del proceso hacia la unificación monetaria con la adopción de una nueva tasa de cambio aduanera de 15 mil libras por dólar, para dejar la tarifa de mil 500, utilizada desde 1997.
El país espera la materialización del acuerdo de gas de Egipto y la importación de electricidad de Jordania, en la intención de incrementar el suministro a unas 10 horas al día desde las dos actuales.
Desde la firma en junio anterior de un tratado con El Cairo para traer gas a través de Siria bajo financiamiento del Banco Mundial, Líbano aguarda garantías finales de Estados Unidos sobre las sanciones de la llamada Ley César (prohíbe los tratos comerciales con Damasco) para asegurar la implementación del proyecto.
Según el economista libanés Ziad Nasreddine, a pesar del agravamiento de la crisis, los métodos de tratamiento no han cambiado en los últimos años y la clase dominante aún adopta la misma mentalidad política, económica y monetaria corrupta.
En un artículo en el canal panárabe Al Mayadeen, el investigador enfatizó que el vacío presidencial y sus efectos sobre la economía y las reservas marcarán la agenda de la nación en el camino de la recuperación.
Ante esta realidad, cómo afrontar el expediente del gas tras el acuerdo de demarcación marítima con Israel, la orientación del gobierno hacia el Fondo Monetario, el destino de la ley de Control de Capitales y el desequilibrio demográfico imponen obstáculos en la salvación del colapso, puntualizó.
En este sentido, Nasreddine alertó sobre la renovación del gobernador del Banco Central, Riad Salameh, y cómo la clase política comercializará su supervivencia cuando finalice su mandato el 31 de julio.
Cifras del Banco Mundial indicaron que Líbano ocupó el segundo lugar a nivel global en la inflación de los precios de los alimentos en 2022 e informes de entidades de Naciones Unidas situaron al 80 por ciento de la población por debajo del umbral de la pobreza.
El 31 de octubre último, Michel Aoun concluyó su gestión al frente del Estado libanés y desde entonces la nación de los cedros sortea el impacto de un cuarto vacío de poder después de la independencia, bajo un gobierno interino de limitados poderes constitucionales.
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