Tal sugerencia fue hecha por Lula en los encuentros bilaterales realizados en días que sucedieron a la posesión presidencial el 1 de enero.
Según el sitio, la idea es reunir a los presidentes o representantes de los nueve países cuyos territorios forman parte del bioma: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Guyana Francesa y Surinam.
G1 refiere que el tema fue tratado en los encuentros bilaterales con los presidentes Gustavo Petro (Colombia), Luis Arce (Bolivia), Guillermo Lasso (Ecuador), además de los titulares del Consejo de Ministros de Perú, Luis Alberto Otárola Penaranda, y de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodrigues.
La Cumbre de la Amazonia deberá ser organizada por la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), organismo que tuvo casi anulado papel en los últimos años.
De acuerdo con un interlocutor que acompañó las conversaciones, la idea fue bien recibida por los representantes de los países.
La cuestión también fue tratada en el encuentro con el rey Felipe VI de España. Francia además debe ser invitada por la Guayana francesa, territorio galo de ultramar.
Resulta probable que países que no forman parte de la Amazonia sean invitados como observadores.
Además del rescate de la pauta ambiental y de la cooperación entre países, la organización de la Cumbre de la Amazonia cumple dos propósitos, según interlocutores del presidente: fortalecer a los países de la región en el debate sobre la selva y apoyar a Brasil para acoger la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), en 2025.
La floresta amazónica representa un tercio de las selvas tropicales del mundo, desempeñando un papel imprescindible en el mantenimiento ecológico, tales como, garantizar la calidad del suelo, de los stocks de agua dulce y proteger la biodiversidad.
El derrotado mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro terminó su cuarto año de mandato con más de 40 mil kilómetros cuadrados (km²) deforestados en la Amazonia.
Durante su gestión, entre 2019 y 2021, la tasa anual de devastación de la selva se duplicó en comparación con años anteriores hasta 2018, elevando la destrucción a niveles históricos.
Solo en 2021, fueron más de 13 mil km² de bosques talados, la mayor deforestación anual en 15 calendarios.
Y al parecer 2022 cerró con nuevas marcas negativas para la selva. Debe llegar a cerca de 15 mil kilómetros cuadrados, según proyecciones del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, organismo federal responsable de monitorear y divulgar datos de deforestación e incendios.
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