Según el texto, un grupo de monjes jesuitas enseñó al pintor a usar la cámara oscura, evidencia primera de la influencia de la Iglesia católica sobre el creador, reconocido como uno de los maestros del arte Barroco, quien antes era protestante.
También conocido como Museo Nacional de Ámsterdam, el Rijksmuseum tiene previsto montar en febrero 28 cuadros de este pintor del siglo de oro neerlandés, la mayor exposición jamás realizada.
No hay muchos detalles de la vida de Vermeer, pero se conoce que su casa en Delft, ciudad entre La Haya y Róterdam, se encontraba al lado de una misión jesuita que albergaba una iglesia escondida.
En ese tiempo, el culto católico fue prohibido por los calvinistas, pero cerca de un tercio de la población siguió siendo fiel al Vaticano.
Usada de diferentes maneras por miles de años, la cámara oscura es un instrumento óptico negro que permite obtener una proyección plana de una imagen externa sobre la zona interior de su superficie.
“Los efectos luminosos de la cámara también se encuentran en los cuadros de Vermeer, lo que deja pocas dudas de que el artista se inspiró en ella”, indicó el museo.
El pintor empleó una división equilibrada de superficies, con las que también expresaba estructuras y situaciones complejas de forma sencilla y con pocos elementos. La geometría tenía un papel importante en la composición de sus obras.
Aunque realizó cuadros históricos y alegóricos, hoy se destaca la dimensión humana de su pintura, particularmente de sus personajes femeninos que pueden observarse en mitad de alguna tarea. Fue un gran creador de momentos congelados, en que se aprecia una atmósfera de soledad y quietud.
Entre sus obras se destacan La joven de la perla, La clase de música (Caballero y dama tocando el virginal), El arte de la pintura, El astrónomo, Criada con cántaro de leche, Mujer escribiendo una carta y criada y La tasadora de perlas.
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