«Para hacerse una idea de la gravedad de los acontecimientos, en aquel momento aún se encontraban dentro de las dependencias de la Suprema Corte, al menos tres granadas no activadas», relató Rodrigues a la televisora CNN Brasil tras visitar los lugares de los ataques para ver cómo estaban los edificios.
En el Congreso Nacional, según el parlamentario, también se encontraron otros dos de esos artilugios de guerra.
Precisó que luego del recibir al titular en ejercicio del Congreso Nacional, senador Venesiano Vital do Rego, visitaron el lugar para ver la destrucción. «Además de la dilapidación del patrimonio público, hubo robo de piezas del Estado brasileño», apuntó.
Aseguró que, después de la irrupción violenta, fue hasta el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo, y vio un escenario de devastación.
«Fueron destruidos obras de arte de Portinari, Di Cavalcante, un reloj regalado por reyes europeos a Dom João VI con más de 230 años», lamentó.
Advirtió que el papel del Congreso Nacional y cualquier demócrata, en ese momento, es buscar la culpa, objetiva y subjetiva, de los actos terroristas del domingo.
«Esa fecha será conocida en la historia como el día de la infamia. No fue simplemente un ataque a los edificios del Congreso Nacional, a la Suprema Corte brasileña y al Palacio del Planalto, fue un ataque a la democracia», puntualizó.
En la jornada, el ministro jefe de la Secretaría de Comunicación Social de la presidencia (Secom), Paulo Pimenta, refirió que el acceso de los extremistas a la explanada de los ministerios, en Brasilia, se facilitó y que el grupo de extremistas robó al menos nueve armas de choque de la Oficina de Seguridad Institucional (GSI).
«Se facilitó el acceso de estas personas en la Explanada, porque había acuerdo de que esas personas no llegarían hasta la Explanada, de que esas personas no llegarían hasta las sedes de los poderes», dijo.
Pimenta estima que esto no podría ocurrir sin que hubiera algún nivel de compromiso o connivencia por parte de las autoridades.
Acerca de los daños causados por los vándalos bolsonaristas (seguidores de Bolsonaro), el ministro jefe de la Secom explicó que la pericia todavía se está haciendo, pero que las armas robadas y los extremistas ya fueron identificados.
«Evidentemente se está haciendo un levantamiento de patrimonio, de obras de arte que eventualmente puedan haber desaparecido, documentos, discos duros, armas que fueron llevadas de la sala del GSI… Al menos nueve cajas quedaron vacías», remarcó.
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