El violento ataque al corazón del Gobierno brasileño por parte de extremistas de derecha es un espectáculo triste, pero familiar, expresó el líder del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, quien en su cuenta en Twitter afirmó
que «estamos con el pueblo de Brasil y la democracia».
Similar pronunciamiento tuvo su colega Alexandria Ocasio-Cortez, también por Nueva York, quien instó a Estados Unidos a ser solidario con el presidente de ese país latinoamerciano, Luiz Inácio Lula da Silva.
La congresista pidió el apoyo para Lula y su Gobierno al tiempo que exigió “dejar de otorgar refugio” al exmandatario brasileño Jair Bolsonaro, actualmente en la ciudad de Orlando, Florida.
“Casi dos años después del día en que el Capitolio de Estados Unidos fue atacado por fascistas, vemos movimientos fascistas en el extranjero que intentan hacer lo mismo en Brasil”, advirtió Ocasio-Cortez en un tuit.
Justamente, el representante Joaquín Castro urgió a la administración de Joe Biden y a las autoridades del estado de Florida extraditar a Bolsonaro, hospitalizado allí en estos momentos a causa –según la prensa- de fuertes dolores abdominales.
“No se puede permitir que terroristas y fascistas nacionales usen el libro de jugadas de Trump para socavar la democracia”, añadió el demócrata de Texas.
Entretanto, el senador Cory Booker dijo estar “perturbado” por los sucesos acontecidos en Brasilia el pasado domingo y en la propia plataforma en Internet manifestó su respaldo al gobierno elegido democráticamente en la nación sudamericana.
Mientras Jamie Raskin, exmiembro del Comité Selecto de la Cámara Baja que investigó el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio, alertó a “las democracias del mundo» la necesidad de «actuar rápido” para dejar claro que no habrá apoyo para los insurrectos de derecha que irrumpieron en el Congreso brasileño.
“Estos fascistas que siguen el modelo de los alborotadores del 6 de enero de Trump deben terminar en el mismo lugar: la prisión”, señaló en la red social.
Como hicieran otros líderes de la región y el mundo, Biden expresó públicamente su rechazo a los sucesos de Brasil y además hizo una invitación a Lula para que visite Estados Unidos.
El pasado 8 de enero el Congreso, el palacio de Planalto y la sede del Supremo Tribunal Federal en la capital brasileña fueron seriamente dañados por seguidores de Bolsonaro.
Al hablar por teléfono con varios gobernantes, el presidente Lula agradeció la preocupación y solidaridad tras las invasiones y actos vandálicos en Brasilia.
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