El reporte añade que dos millones 100 mil de entre cinco y 24 años de edad fallecieron lo que arroja que cada 4,4 segundos un ser humano de esos espectros etarios dejó de existir por la misma causa.
Sin embargo, el texto aclara que la estadística no incluye a un millón 900 mil nacidos muertos en el mismo lapso.
Como era de suponer, del total de esos decesos, 56 por ciento, ocurrieron en África subsahariana, donde que,por paradójico que parezca, registró el 29 por ciento de los partos lo que implica que los nacidos en esa región corren el riesgo mayor de no sobrevivir al alumbramiento.
Las estimaciones de la agencia especializada calculan que los nacidos en África corren riesgo de muerte 15 veces mayor que los que vienen al mundo en Europa o América del Norte, área que incluye a Estados Unidos, Canadá y México a los efectos del estudio.
Aunque se cuidan de señalar que las estadísticas son menos dramáticas que las de tres lustros atrás, los autores advierten que sin la adopción de medidas urgentes y efectivas dentro de ocho años 59 millones de niños y jóvenes están desde ya condenados a muerte.
Sin contar los cerca de 16 millones que nunca verán la luz del día porque morirán al nacer.
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