«Estoy convencido de que la puerta del Palacio del Planalto fue abierta para que gente entrara porque no tiene puerta rota. Significa que alguien facilitó su entrada aquí. Nosotros vamos con mucha calma investigar y ver lo que sucedió de verdad», declaró Lula durante un desayuno con periodistas.
Afirmó que espera el polvo de los ataques terroristas y quiere ver las imágenes registradas por las cámaras de seguridad de Planalto, el Supremo Tribunal Federal (STF) y el Congreso Nacional.
Para el fundador del Partido de los Trabajadores, «mucha gente» de la Policía Militar del Distrito Federal (DF) y de las Fuerzas Armadas resultó cómplice de los criminales, adeptos radicales del exmandatario Jair Bolsonaro.
En los momentos de la agresión, muchos agentes del orden fueron sorprendidos tomando fotos a bolsonaristas (seguidores del exmilitar) durante la invasión al parlamento.
Videos que circularon en redes sociales muestran lo que parece ser la complicidad de policías con extremistas. En uno de ellos, un grupo de agentes abre paso y observa mientras los devastadores penetran en el edificio del Congreso.
Un aluvión de críticas azotó a la policía, el gobierno del DF y a las Fuerzas Armadas, que casi no reaccionaron ante las irrupciones violentas y actos de vandalismo en las sedes de los tres poderes.
Ante los hechos, Lula decretó en la jornada de los ataques la intervención federal en la Seguridad Pública del DF. La medida fue avalada por la Cámara y el Senado.
Después de los episodios de desolación, el gobernador del DF, Ibaneis Rocha, fue alejado de la función por 90 días por el Supremo Tribunal.
Anteriormente Rocha separó a Anderson Torres, exministro de Bolsonaro, y secretario de Seguridad Pública del DF.
También fue arrestado el excomandante de la Policía Militar del DF coronel Fabio Augusto.
Por las acciones golpistas quedaron detenidas, bajo investigación, una mil personas y siete parlamentarios bolsonaristas figuran involucrados en los hechos.
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