Los expertos estiman en 20 millones de dólares la solución al poco calado en la navegación entre norte y sur por las vías fluviales que incluyen al río Paraná, por donde viaja el 80 por ciento del comercio nacional, a causa de la sequía de la época y las secuelas del evento La Niña.
El principal trayecto que impide el paso de los barcos está al sur, cerca de la ciudad de Pilar, específicamente en la denominada Travesía Queso (Puerto y Vuelta, en el kilómetro 60 del río entre Humaitá y Pilar), precisa la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP).
Los especialistas afirman que, aparte de la ausencia de lluvias que aumentan el nivel de las aguas, algunas corrientes colaterales arrastran desde la montaña troncos de árboles, rocas y otros sedimentos hacia el río y reducen los trechos navegables, dificultad solucionable con las obras proyectadas y un dragado permanente.
Los actuales trabajos de nivelación son dirigidos de forma priorizada hacia esas partes del cauce fluvial, para habilitar un canal que sea funcional ya desde los próximos días, declaró el gerente de Navegación de la ANNP, Rodolfo Gómez, a la radio Monumental 1080 AM. “Esto ya afecta la navegación de norte a sur, tenemos demanda de transporte desde Corumbá hacia abajo, toda la zona de Asunción y Encarnación para abajo, y la situación del río está complicada”, añadió.
Por su parte, el Centro de Armadores Fluviales y Marítimos de la nación sudamericana informó que asciende a 20 millones de dólares el presupuesto requerido para garantizar la navegabilidad del cauce hídrico, en varios de cuyos puntos quedan varadas las embarcaciones.
Los citados esfuerzos para resolver este problema histórico integran un denominado Plan Maestro de Manejo Sustentable de la llamada Hidrovía, en coordinación con el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, explicó el representante del Centro de Armadores Esteban Dos Santos.
Paraguay reporta desde hace varias semanas decenas de embarcaciones varadas en el centro-oriental departamento de Ñeembucú por la bajante del río, dificultad que incide también en el consumo de combustibles y otros productos.
Las afectaciones son mayores porque al limitarse el calado de los barcos estos cobran una tarifa extra por el flete, como compensación porque transportan menores cargas, lo cual incrementa el costo de la mercadería, declaró el presidente del Centro de Importadores, Iván Dumot.
Otros daños económicos, explicó, ocurren por la ralentización del ritmo de manipulación de los productos importados al arribar por esa vía al país.
Expertos de esa dependencia oficial estiman que este será otro año complicado para la navegación fluvial, en especial durante enero y febrero, con similares consecuencias contra la entrada de barcos.
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