
Un espíritu amistoso y de cooperación rodea el ambiente, con la suma de dirigentes partidistas, parlamentarios, diplomáticos, empresarios y grupos de solidaridad de Argelia, Mauritania, Cuba, Angola, Sudáfrica, Venezuela, Nicaragua, Brasil, Argentina, Panamá y Chile, entre otros.
De Europa, España, Francia, Portugal, Italia, Bélgica y Rusia aparecen entre los invitados.
Anfitriones por excelencia, los saharauis salvan con mucha entrega la organización del congreso, en el cual los participantes se alojan en haimas, tiendas de campaña o casas de adobe, literalmente en medio del desierto.

Esta reunión, en la provincia de Tindouf, a unos mil 600 kilómetros de Argel, llega en medio de la ruptura del alto al fuego con Marruecos en noviembre de 2020, y sus delegados tendrán la responsabilidad de evaluar los tres años de mandato.
El cargo de secretario general y el Secretariado Nacional (compuesto por 29 personas) para aprobar la nueva estructura serán asuntos cruciales en el cónclave, aunque también sobresale la estrategia en torno al conflicto y el programa nacional para los próximos tres años.
Cuba asiste al congreso del Frente Polisario con una delegación encabezada por Yudí Rodríguez Hernández, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista.
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