El asunto despertó en los días de su celebración, 16 de enero, cuestionamientos y discrepancias entre autoridades y participantes en las negociaciones que, según políticos de diferentes tendencias, marcaron un antes y un después en la política local.
Una encuesta divulgada por La Prensa Gráfica indicó que el 65 por ciento de los que participaron en una consulta en línea (dos mil 79 personas) dijeron que estaban en contra de la decisión gubernamental de no conmemorar el hecho.
Mientras un 28 por ciento, la minoría, respaldó la decisión del gobierno que es arropada por la Asamblea Legislativa donde los parlamentarios del Partido Nuevas Ideas, en el poder, tienen mayoría abrumadora.
Sobre este tema, el presidente Nayib Bukele, en contra de lo que piensa la mayoría de los salvadoreños, opinó que los Acuerdos de Paz en El Salvador fueron una farsa y una negociación entre dos cúpulas, lo que no tiene en cuenta el momento histórico que vivía la nación, según analistas.
Aseguró que su gobierno no tiene la osadía de decir que trajeron la paz en el país y que aún están «lejos de traerle paz al pueblo salvadoreño».
Estas afirmaciones generaron en estos días duras críticas de diferentes sectores, incluso el sacerdote jesuita José María Tojeira afirmó que “mancillar significa principalmente manchar” en referencia a las palabras del presidente.
Sulen Ayala, del Partido Demócrata Cristiano, opinó que gracias a los Acuerdos de Paz hoy pueden expresarse «libremente y tener opiniones distintas, sin que nos maten».
Por su parte, el exembajador de El Salvador en Washington Rubén Zamora consideró que los acuerdos representaron un avance histórico y que lo acordado puso fin al conflicto armado y a las violaciones a los derechos humanos de miles de ciudadanos.
“Los acuerdos de paz deben de conmemorarse tal como se hace con la Independencia patria», subrayó.
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