Tras el quiebre el 25 de enero de 2019 de los diques de contención de la presa ubicada en el municipio Brumadinho, en el estado de Minas Gerais (sudeste), se liberó un torrente de lodo y residuos mineros (más de 12 millones de metros cúbicos) que arrasó con todo lo que encontró a su paso y destruyó la cuenca del río Paraopeba.
El infortunio, que causó 270 muertes y en el que tres víctimas siguen desaparecidas, resultó el primero de grandes proporciones desde el accidente del 5 de noviembre de 2015 en Bento Rodrigues, a 35 kilómetros del centro del municipio de Mariana, también en Minas Gerais.
Todas las personas físicas acusadas por la desdicha de Brumadinho resultaron denunciadas por homicidio en primer grado (270 veces), delitos contra la fauna, la flora y contaminación.
Propietaria del embalse, Vale S.A. trató desde un primer momento salirse con la suya y pudo librarse, al igual que la auditora alemana Tüv Süd Bureau de Proyectos y Consultoría Ltda, de las denuncias de homicidio en primer grado, pero sus empleados responderán.
Ambas compañías serán inculpadas solamente por los crímenes contra la fauna, la flora y crimen de contaminación.
«Se reserva este ministerio el derecho de, en cualquier momento, realizar el añadido, objetivo y/o subjetivo, de la denuncia, para añadir o sustituir denunciados o hechos delictivos, acaso entienda cumplidos sus presupuestos legales, no habiendo que hablar, por lo tanto, en archivo implícito en el presente caso», firmó la procuradora Mirian Moreira Lima.
El Ministerio Público Federal descartó la posibilidad de suscribir un acuerdo debido a «gravedad, que resultó en la muerte de más de 270 personas y más incontables daños socioeconómicos y socio-ambientales en más de 500 kilómetros de canal del río Paraobepa».
La presidenta del Supremo Tribunal Federal, ministra Rosa Weber, pidió agilidad en la corte, pues las acciones por los delitos ambientales prescriben este miércoles. El proceso se distribuyó el 23 de enero a la segunda Corte Penal de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais.
Cuatro años después del desastre, bomberos militares y otras fuerzas prosiguen en el mar de barro los trabajos de búsqueda de los tres desaparecidos. Unos 400 segmentos de cuerpos siguen almacenados en el Instituto de Medicina Legal, pero los allegados prefieren esperar para enterrar lo más que puedan.
Por diferencias entre Vale y familiares de las víctimas, que pugnan por la gobernanza del monolito, aún continúa sin inaugurarse un monumento para unir afectos, mostrar unión y, principalmente, reverenciar la memoria de los muertos.
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