“Israel es un estado independiente (…) y no adopta sus políticas de acuerdo a los intereses de Jordania o de otro país, afirmó Ben Gvir en declaraciones a la radioemisora KAN.
Las palabras del funcionario fueron en respuesta a una pregunta sobre la visita ayer del primer ministro Benjamin Netanyahu a esa nación árabe, donde se abordó el tema de los continuos asaltos israelíes al recinto sagrado.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas, el complejo es custodiado y administrado por Jordania, una situación ratificada en el acuerdo de paz entre ambos países firmado en 1994.
Hace una semana Amán protestó tras la negativa de la policía de Tel Aviv de permitir el ingreso al lugar del embajador jordano en Israel.
El 3 de enero la tensión escaló en la zona con la visita de Ben Gvir al santuario, escoltado por numerosos efectivos armados.
Esta es una nueva provocación para nuestro pueblo, los musulmanes y la comunidad internacional, afirmó entonces el portavoz presidencial palestino, Nabil Abu Rudeina.
Acusado más de 50 veces y condenado ocho por disturbios, vandalismo e incitación al racismo, el ministro cuenta con una larga lista de acciones provocativas contra los palestinos.
El sitio sagrado es venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Noble Santuario, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
Para los primeros porque en su interior está la Mezquita de Al Aqsa, mientras para los segundos porque allí se construyeron sus dos templos bíblicos.
La explanada de las Mezquitas forma parte de la ciudad vieja, ubicada en la parte oriental de la metrópoli, ocupada por el ejército de Israel durante la guerra de 1967.
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