Esta zona se ha degradado mucho más de lo que los científicos creían hasta ahora, con más de un tercio de los bosques restantes afectados por la actividad humana, concluyó el estudio realizado por investigadores de varias instituciones científicas brasileñas y británicas.
El trabajo es fruto del proyecto Análisis, Integración y Modelización del Sistema Tierra, vinculado a la iniciativa internacional Future Earth, que reúne a científicos que estudian la sostenibilidad.
Las conclusiones son el resultado de una revisión analítica de datos científicos publicados anteriormente, basada en imágenes de satélite y en una síntesis de informes que esbozan los cambios en la región amazónica entre los años 2001 y 2018.
Los expertos definen el concepto de degradación como cambios transitorios o a largo plazo en las condiciones de los bosques causados por el hombre.
Esta es diferente de la deforestación, en la que el bosque se elimina por completo y en su lugar se establece un nuevo uso de la tierra, como la agricultura, aunque los bosques muy degradados pueden perder casi todos los árboles, el uso de la tierra en sí no cambia.
Los autores evaluaron cuatro perturbaciones clave que provocan la degradación de los bosques: los incendios forestales, los efectos de borde (cambios en los bosques adyacentes a las zonas deforestadas), la tala selectiva (como la ilegal) y la sequía extrema, y apuntaron que diferentes zonas forestales pueden ser afectadas por una o varias de estas.
Destacaron que la degradación del Amazonas también tiene importantes repercusiones socioeconómicas, que deberían investigarse más a fondo. La degradación —afirmaron— beneficia a unos pocos, pero impone cargas importantes a muchos en diversos ámbitos: bienestar humano, salud, nutrición y el lugar que ocupan los paisajes forestales.
Finalmente propusieron crear un sistema de vigilancia de la degradación forestal, así como prevenir y frenar la tala ilegal y controlar el uso del fuego.
Una sugerencia, dijeron, es el concepto de «bosques inteligentes» que, al igual que la idea de «ciudades inteligentes», utilizarían distintos tipos de tecnologías y sensores para recoger datos útiles con el fin de mejorar la calidad del medio ambiente.
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