Una sola convocatoria legislativa, devaluación sin precedentes de la moneda nacional, división en el poder judicial, el regreso a la huelga de los empleados y bloqueo de carreteras ante el deterioro de la crisis describen la realidad económica, política y social del primer mes del año en la nación levantina.
Luego de más de cuatro semanas en pausa, el Parlamento libanés repitió el pasado día 19 el mismo guion de las anteriores sesiones y ningún candidato de la comunidad cristiana maronita recibió el respaldo de la mayoría de 128 diputados, para obstaculizar la elección del nuevo jefe de Estado.
En este contexto, bloques, dirigentes, organizaciones, partidos y líderes religiosos insisten en la necesidad de no desperdiciar más tiempo y acudir al diálogo para designar al próximo mandatario, lejos de intereses individuales y de las presiones externas.
A nivel económico, la libra libanesa superó en el mercado informal el umbral de los 60 mil por cada dólar estadounidense y el comienzo de 2023 fue testigo del incremento de la inflación, el alza de los precios y la disminución del poder adquisitivo de los ciudadanos.
Cierre de carreteras, avenidas y rotondas en diferentes puntos del país reclamaron una solución al colapso económico; en tanto, los docentes y empleados públicos retomaron la huelga para exigir mejores condiciones laborales, salarios justos e indemnizaciones sociales.
El regreso 13 meses después del juez Tariq Al-Bitar a la investigación del expediente de la explosión del Puerto de Beirut del 4 de agosto de 2020 provocó una división en el poder judicial ante las acusaciones de violar la ley y estar bajo influencia extranjera.
Al mismo tiempo, expertos de Francia, Alemania y Luxemburgo finalizaron en Líbano la primera fase en los casos de investigación de transferencias financieras realizadas en esos países, en la intención de buscar pistas sobre los activos del gobernador del Banco Central, Riad Salameh, de acuerdo con reportes locales.
En medio de este contexto, el Ejército denunció violaciones navales y aéreas de Israel y durante varias jornadas movilizó sus fuerzas para impedir infracciones terrestres en la Línea Azul, cerca de los territorios ocupados.
Durante una visita de tres días, el canciller de Irán, Hossein Amir Abdollahian, reiteró el apoyo a Líbano y confirmó la disposición de su país de construir y rehabilitar plantas de energía eléctrica, así como donar combustible a fin de mejorar la crisis en el sector.
Bajo un gobierno interino y a la luz de la falta de entendimiento político, Líbano atraviesa el cuarto vacío de poder después de su independencia, tras la conclusión del mandato presidencial de Michel Aoun desde la noche del 31 de octubre.
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