«Esto forma parte de un plan más amplio», declaró al diario The Gleaner la doctora Elizabeth Ward, miembro del equipo de asistencia técnica del bloque comunitario europeo dedicado a estudiar la prevención de la delincuencia en este país caribeño.
La experta capacitó, en colaboración con el Ministerio de Seguridad Nacional, a líderes comunitarios sobre estrategias para trabajar eficazmente en la ruptura del ciclo de violencia en la parroquia de St James.
El curso fue desarrollado por la Organización Panamericana de la Salud y adaptado al contexto jamaicano por un equipo de asistencia técnica de la UE, que financió las acciones.
Ahora podrán identificar a los necesitados en sus comunidades, promover la recuperación física y mental del trauma, así como escuchar a esas personas y ponerlas en contacto con servicios de apoyo a largo plazo, explicó Ward.
«Estamos en esta zona por los datos, que nos mostraron que había una gran carga de traumas sin muchos proveedores de servicios disponibles para responder», agregó.
Es una situación difícil y de naturaleza cambiante, aseveró la especialista, quien preside además la Alianza para la Prevención de la Violencia en Jamaica.
Desde la pandemia de la Covid-19, vemos cómo el flagelo crece y entra en los hogares, se manifiesta entre los escolares, así que hay que utilizar la información y las habilidades precisas para proporcionar el tratamiento adecuado, consideró Ward.
Jamaica, con casi tres millones de habitantes, archivó en 2022 alrededor de dos mil asesinatos, superior a los mil 338 del periodo precedente, acorde con cifras oficiales.
Las pandillas, conocidas aquí como “pelotones”, están relacionadas con fuerzas políticas y emplean la extorsión, el tráfico de drogas y estafas de la lotería para financiar sus actividades, lo que provoca un número importante de crímenes.
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