Entre las medidas incluidas en un proyecto destaca que aquellos con problemas pasen a depender del Estado, adelantó en conferencia de prensa el ministro de Información de estas dos islas gemelas, Melford Nicholas.
«Estamos con la cartera de Educación, los profesores y todo el equipo de los centros educativos para prestarles apoyo en esta circunstancia», agregó el titular.
Ello se deriva de un inquietante incidente que tuvo lugar a principios de semana en la escuela secundaria Clare Hall, donde dos asaltantes encapuchados entraron en el recinto con armas para atacar a un estudiante, describió.
Afortunadamente no tuvieron éxito, pero el incidente dejó a muchos traumatizados, comentó, condenó enérgicamente tales hechos, así como que trabajan para dotar a los colegios de la iluminación adecuada, en complemento a la presencia física de seguridad.
Sumaremos a dichas acciones controles periódicos por parte de las fuerzas del orden, aseveró Nicholas. La modificación del marco legislativo para allanar el camino a estas medidas tendría que pasar primero por una serie de canales, explicó.
Desde el inicio del curso escolar en septiembre último se registraron al menos seis incidentes de violencia entre jóvenes, algunos de los cuales provocaron heridas graves a los alumnos, aunque sin saldo mortal.
El Gobierno afirmó a fines de noviembre pasado que tenía la intención de involucrar el personal necesario para frenar la prevalencia de los ataques y devolver a la nación una apariencia de paz.
En Antigua y Barbuda, al norte de las Antillas Menores con cerca de 93 mil habitantes, la violencia aparece como algo profundamente arraigado, hasta el punto de que es legal infligir castigos corporales no solo en el hogar, sino en todas las instituciones relacionadas con el desarrollo de los niños.
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