Según un sondeo del Instituto de Democracia de Israel, el 63 por ciento de los interrogados abogó por el diálogo político con respecto a la polémica reforma judicial que impulsa el ejecutivo de Benjamin Netanyahu.
El 43 por ciento criticó los cambios propuestos por el ministro de Justicia, Yariv Levin, en tanto un 31 por ciento los respaldó y el resto evitó contestar.
El plan de Levin restringiría drásticamente la capacidad del Tribunal Superior para rechazar leyes y decisiones gubernamentales debido a la llamada “cláusula de anulación”, que permitiría al Parlamento volver a legislar normativas impugnadas por la corte.
La iniciativa también otorgaría al Gobierno el control total sobre la selección de jueces y permitiría a los ministros designar a sus propios asesores legales, en lugar de obtener el asesoramiento de los expertos del Ministerio de Justicia.
El proyecto provocó un terremoto político en este país tras el rechazo de amplios sectores, que iniciaron masivas protestas para patentizar su oposición.
La encuesta reflejó que el 63 por ciento de quienes votaron por uno de los partidos de la coalición de derecha respaldó el plan, en tanto 80 por ciento de los seguidores de la oposición cuestionó la iniciativa.
Cuando se les preguntó cuáles serían las formas más efectivas de protesta, 82 por ciento abogó por manifestaciones, 51 por ciento estimó que las huelgas de actividades comerciales, el 35 por ciento sugirió bloquear las entradas a los edificios públicos y gubernamentales e igual cifra las carreteras durante unas horas.
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