El 7 de febrero, en una sesión conjunta del Congreso celebrada en el Capitolio federal, Biden habló de la creación de empleos, el combate a la inflación y el mejoramiento de la infraestructura del país.
Sin dudas, utilizó el discurso en horario de máxima audiencia como plataforma de lanzamiento –aún sin fecha definida- para su candidatura a la reelección en 2024.
Para ello convocó a consensos, conocedor de la fuerte división en un Congreso que, tras las elecciones intermedias del pasado 8 de noviembre, dejó a los republicanos el control de la Cámara de Representantes.
Por eso instó a los legisladores a unirse para aprobar la reforma migratoria, un propósito de administraciones demócratas anteriores que aún no llega a puerto seguro.
“Unámonos también en materia de inmigración y hagamos que sea un tema bipartidista de nuevo”, subrayó el ocupante del Despacho Oval, a quien culpan los republicanos por la crisis migratoria en la frontera sur.
Además, en el sector de infraestructuras presentó un plan para utilizar en los proyectos federales solo materiales de construcción fabricados en Estados Unidos.
En cuanto a la inflación, achacó el asunto a un problema global; sin embargo, estimó que en ese sentido se encuentran “en mejor posición que cualquier otro país del mundo”.
Según el mandatario, “aquí, en casa, la inflación está bajando”, comentó al referirse también al bajo nivel de desempleo (3,4 por ciento), “un mínimo en 50 años” y la creación de millones de puestos laborales.
En el ecuador de su mandato, Biden abordó igualmente temas de la situación externa, de la cual no escaparon las relaciones con China y la confirmación del apoyo de la Casa Blanca a Ucrania en el conflicto con Rusia.
Entre los invitados a esta sesión en el Congreso estuvieron Rodney Wells y Row Vaughn Wells, el padrastro y la madre de Tyre Nichols, el joven afroamericano que falleció en Memphis después de la brutal golpiza que le propinaron en un control de tráfico agentes de la policía el pasado 7 de enero.
La presencia de ambos –ovacionada, por cierto- sirvió para que Biden recordara la necesidad de aprobar la Ley de Justicia Policial George Floyd, una iniciativa que busca reformas en la institución.
Justo antes de comenzar a hablar, Biden extendió la mano al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, con quien ya inició conversaciones la semana pasada sobre la urgencia legislativa del momento, aumentar el techo de la deuda nacional.
Aunque abucheado y en un escenario de abierta hostilidad, el gobernante sonrió, ofreció respuestas mordaces e insistió en atraer al bando opuesto al pedirle que trabaje con él durante los próximos dos años.
(Tomado de Orbe)
















