Nuestros planteamientos coinciden con los de nuestros socios húngaros, pues ambos rechazamos las entregas de armas a la zona de conflicto y estamos por una solución negociada, precisó Aleinik a la agencia de noticias BelTA.
El canciller belaruso recordó que su país le presta especial atención a lo que ocurre en Ucrania, y que el pasado año Hungría se ofreció como sede de las conversaciones para alcanzar la paz.
“Belarús ofrece esa oportunidad de forma permanente desde 2014, y el año pasado también se celebraron tres rondas en suelo belaruso. Me gustaría confirmar que estamos dispuestos a continuar con esta práctica. La sede de Minsk está siempre abierta al mundo», subrayó el titular.
Por su parte, el ministro Szijjarto acotó, en el contexto del conflicto, que la tarea más importante en este momento es salvar vidas, y para ello es necesario poner fin a los enfrentamientos, declarar una tregua y comenzar las negociaciones de paz.
El jefe de la diplomacia húngara enfatizó que sin estos dos puntos no habrá paz en Ucrania, y lamentó al mismo tiempo que «la retórica militar sea cada vez más fuerte».
Szijjarto también expresó su temor a que se prolonguen las hostilidades y recalcó que la comunidad mundial no debe hacer declaraciones que puedan prolongar el conflicto o agravarlo.
Igualmente, citó el ejemplo de Hungría, que no suministra armas a Kiev, sino que sólo proporciona ayuda humanitaria a las personas que se encuentran en una situación vital difícil debido al conflicto.
Detalló que Hungría está sintiendo día a día el impacto del conflicto, en forma de más de un millón de refugiados llegados de Ucrania, una inflación de dos dígitos y unos precios de la energía que «se dispararon».
Szijjarto recordó que pidió a Belarús hacer todo lo posible para lograr la paz en Ucrania y evitar que se alargue la escalada.
Desde el pasado 24 de febrero Rusia realiza una operación militar especial en Ucrania, cuyo objetivo, según el presidente ruso, Vladímir Putin, es la desmilitarización y la desnazificación del país vecino.
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