Al dialogar con el primer ministro interino, Najib Mikati, y el titular del Parlamento, Nabih Berri, los embajadores de los cinco países que se reunieron la semana pasada en París manifestaron que la ausencia de un comunicado en dicho encuentro responde a la continuidad de los esfuerzos para alentar el nombramiento del nuevo jefe de Estado libanés.
Los diplomáticos destacaron que el verdadero apoyo a la nación levantina comenzará después de la elección del futuro mandatario y luego darán seguimiento a la implementación de las reformas requeridas para la recuperación económica.
Durante las reuniones, los embajadores subrayaron que no designar al próximo presidente conducirá a una revisión de todas las relaciones con el país, “porque si los diputados no cumplen con sus funciones, los países extranjeros no serán más cuidadosos que los propios dirigentes libaneses».
La capital francesa acogió el lunes anterior un encuentro de directores de asuntos exteriores y funcionarios de los cinco Estados antes mencionados encargados del seguimiento del expediente de la elección presidencial en Líbano, así como el deterioro de la situación a nivel económico y financiero y sus repercusiones en la población.
Ante este panorama, diputados, bloques, dirigentes y líderes religiosos enfatizaron la urgencia de un presidente con características nacionales, capaz de presentar programas de rescate y comunicarse con el resto de los partidos libaneses, lejos de la injerencia extranjera.
Tras 11 sesiones parlamentarias, ningún candidato de la comunidad cristiana maronita logró la mayoría requerida de 65 votos y la negativa al diálogo de algunos partidos obstaculiza la designación del próximo mandatario libanés.
Desde la noche del 31 de octubre pasado con el fin del mandato de Michel Aoun, Líbano sortea el impacto de una vacancia presidencial, en ausencia de consenso político, agudización de las condiciones de vida y bajo un gobierno interino de limitados poderes constitucionales.
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