Según notificó el Gobierno de esta nación norteamericana, la contribución ayudará a 20 millones de niños y adolescentes a acceder a una enseñanza de calidad, especialmente a aquellos que viven en regiones de difícil acceso, frágiles o afectadas por conflictos.
El ministro de Desarrollo Internacional aquí, Harjit S. Sajjan, subrayó que la financiación también estará destinada para el Programa Plurianual de Resiliencia del fondo La Educación No Puede Esperar (ECW, por sus siglas en inglés) en Bangladesh, como parte de la estrategia de Canadá para responder a las crisis de Rohingya y Myanmar.
“Esto ayudará a proporcionar educación a los refugiados rohingya y a las comunidades de acogida y llegará a más de 350 mil infantes y jóvenes de entre tres y 18 años en Bangladesh”, enfatizó el comunicado de Ottawa.
Sajjan hizo el anuncio virtualmente durante la Conferencia de Alto Nivel sobre la Financiación de ECW, celebrada hoy y mañana en Ginebra, Suiza.
El evento estimula el diálogo entre líderes de los sectores público y privado, organizaciones de la sociedad civil y jóvenes con experiencias como refugiados y desplazados, y busca la movilización de fondos para la educación en situaciones de emergencia.
“Todos los niños y jóvenes tienen derecho a una enseñanza de calidad y a la oportunidad de un futuro mejor; la fuerza de las asociaciones, las comunidades y los ciudadanos puede generar el cambio global necesario para abordar la actual crisis”, subrayó Sajjan.
De acuerdo con un estudio de ECW, el número de infantes en edad escolar afectadas por las crisis y que necesitan apoyo educativo pasó de un estimado de 75 millones en 2016, a 222 millones en la actualidad.
De ese total, 78,2 millones están sin escolarizar y unos 120 millones sí acuden a clase, pero sin alcanzar los niveles mínimos de competencia en matemáticas o lectura.
Solo uno de cada diez niños afectados por las crisis que cursan educación primaria o secundaria, llega a alcanzar esos estándares de competencia, remarcó el informe.
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