Al respecto, Ebba Kalondo, vocero del presidente de la comisión de la Unión Africana, explicó que la medida se adoptó dado que Bar-Li no era la funcionaria debidamente acreditada por Tel Aviv al evento, persona que debía ser el embajador de Israel ante la Unión Africana, Aleli Admasu.
La diplomática israelí fue conducida fuera de la sala, con respeto, pero con determinación, por parte de la seguridad del evento.
Israel culpó del incidente a Sudáfrica y Argelia, acusando a esas dos naciones de tener a la UA como rehén, y calificándolas de Estados extremistas controlados por Irán.
Sin embargo, la delegación de Sudáfrica rechazó esa imputación como carente de base.
Vincent Magwenya, portavoz del presidente sudafricano ,Cyril Ramaphosa, afirmó que Israel debe fundamentar sus afirmaciones a la hora de acusar a otros países.
Por su parte, Clayson Monyela, jefe de diplomacia pública en el Ministerio sudafricano de Relaciones, declaró a la prensa que hasta que la UA tome una decisión sobre si otorgar a Israel el estatus de observador, no puede tener al país presente bajo esa condición en el plenario.
Entonces, enfatizó, no se trata de Sudáfrica o Argelia, “es una cuestión de principios”.
La cumbre de la UA, constituida por la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno, es el órgano supremo de toma de decisiones y políticas cuya responsabilidad es determinar políticas, establecer prioridades y adoptar su programa anual.
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