A través de un comunicado, el gremio reafirmó la continuación del movimiento ante la disminución del poder adquisitivo y el abandono del gobierno y el parlamento de sus responsabilidades, lo que lleva al deterioro de la educación formal en la nación.
Los comités mostraron insatisfacción por las presiones a los compañeros para aceptar algún apoyo de combustible y un bono de productividad, como resultado de las negociaciones entre los representantes de las asociaciones oficiales y el Ministro de Educación.
En la declaración, reiteraron el llamado a no detener el paro hasta lograr la exigencia de la corrección total de los salarios y la asignación de horas de trabajo según el costo de vida y el pago mensual de las cuotas de los contratistas.
Ante este escenario, Unicef advirtió sobre los daños persistente al aprendizaje, el bienestar mental y físico y la seguridad de los niños como consecuencia de la interrupción del curso escolar en Líbano.
El año académico debe completarse el 10 de junio y su continuidad sucede en localidades libanesas donde los municipios y la sociedad civil asisten a las escuelas y aseguran el transporte de los profesores.
Desde principios de año, empleados y maestros en Líbano reclaman mejores salarios, subsidio de transporte y prestaciones sociales, en medio de la devaluación sin precedente de la moneda nacional, la alta demanda del dólar y los altos precios de los alimentos, combustibles, medicamentos y artículos de primera necesidad.
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