Como consecuencia Argentina, Uruguay y Chile atraviesan una sequía extrema y altas temperaturas que provocan pérdidas de cosechas y ponen en riesgo la seguridad alimentaria, el acceso al agua, la salud de las personas y también los ecosistemas.
El documento de la Organización Meteorológica Mundial precisó que aunque el cambio climático no es el principal impulsor de la reducción de las precipitaciones, mostró que durante los últimos cuatro meses de 2022, la región recibió menos de la mitad de la media de lluvias con los niveles más bajos en 35 años, lo que agrava la escasez de agua.
Científicos de Argentina, Colombia, Francia, Estados Unidos, Países Bajos y Reino Unido evaluaron en qué medida el calentamiento global, inducido por el ser humano, altera la probabilidad y la intensidad de las escasas precipitaciones y la sequía.
La región también sufre olas de calor intensas, cuya frecuencia y duración aumentaron por el cambio climático, precisó el texto de la OMM que destacó como en Argentina los meses de noviembre a enero fueron los más calurosos de la historia y ya se registra la octava ola de calor de la temporada.
Esto ha provocado incendios devastadores en el centro de Argentina, y también en Chile que derritieron los glaciares andinos, con afectaciones a la calidad del aire y envió columnas de humo a través del Pacífico.
Otro importante factor en la escasez de lluvias es que América del Sur experimenta actualmente los efectos de un tercer año consecutivo de La Niña, un fenómeno natural con gran influencia en los patrones climáticos de diversas partes del mundo y que causa una menor probabilidad de precipitaciones en esta región.
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