Sus orígenes se remontan al siglo VI, fecha en que aparecen las primeras inscripciones árabes, ya que con anterioridad esta cultura se transmitía oralmente y la escritura —que contaba con alfabeto propio—solo se usaba para anotaciones de carácter mnemotécnico, comerciales, contabilidad o epitafios.
Sin embargo, la rápida expansión del islam como religión e institución social por regiones que van desde Persia hasta el norte de África generó una administración compleja que demandaba altos volúmenes de información anotada, un fenómeno desconocido para la organización tribal que la precedió.
La formación de este Estado islámico planteó la necesidad de facilitarla transmisión del Corán entre los pueblos (en algunos casos no arabófonos) y garantizar a su vez que no se alterara su contenido.
Ello condujo a que se perfeccionase el alfabeto existente para que cada signo representara un único sonido: y es entonces cuando aparece el punto, a partir del cual se conforman nuevas letras por su combinación con trazos que antes identificaban solo fonemas.
A finales del siglo VIII, la escritura árabe quedó definitivamente unificada. En un principio se desarrollan dos estilos caligráficos en dependencia del soporte empleado: sobre materiales duros se grababan letras de aspecto cuadrado, mientras que para soportes blandos se utilizaba y en cursiva si eran soportes blandos.
Del primero se desprende la caligrafía cúfica, de carácter ornamental y solemne, empleada en la actualidad para la arquitectura con un mayo rnúmero de variantes, y que dio lugar a otros estilos como el magrebí y el andalusí.
El segundo derivó en el nasji, usado para la copia de manuscritos y documentos oficiales por su dinamismo en el trazo. En este se basan las tipografías de imprenta de la mayoría de las lenguas que utiliza caracteres árabes y de él se originan casi todos sus estilos caligráficos.
La evolución de la caligrafía árabe hacia formas artísticas se relaciona con el hecho de que el islam prohíbe la adoración de imágenes, por lo cual, esta técnica escritural sirvió como sustituto de la decoración figurativa dentro de los sitios sagrados.
Las representaciones de Dios, el profeta Mahoma o cualquier otro motivo religioso fueron remplazadas por sus nombres o por frases extraídas del Corán.
El vínculo de los árabes con su religión abrió nuevos horizontes ante la palabra como medio de expresión. La caligrafía se volvió un tipo de arabesco y, a su vez, una obra de arte pura, más allá de su contenido intelectual.
Tal propiedad explica que los símbolos sean el elemento dominante no solo en los textos literarios, sino también en la decoración arquitectónica y en todas las manifestaciones artísticas del mundo islámico: la pintura, la gráfica, el metal, la cerámica, elvidrio, los tejidos, entre otros.
Tradicionalmente, se emplean materiales naturales como el cálamo, a base de tallos de caña y bambú, y la tinta es elaborada con una mezcla de miel, pigmeo de hollín y azafrán, pero los creadores modernos utilizan rotuladores y pinturas sintéticas, así como pulverizadores para realizar frases en vallas, muros y paredes.
Según la Unesco, las técnicas de ejecución se transmiten de modo informal, mediante sistemas de aprendizaje o en centros educativos oficiales. En 2021, dicha institución la incluyó en su lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que subraya el lugar esencial que tiene este arte en el espíritu del mundo islámico.
(Tomado de Cuarta Pared, Suplemento Cultural de Orbe)
















