Yellen se reunirá en la capital ucraniana con el presidente de ese país, Volodymyr Zelensky, y otros funcionarios locales, según un comunicado de prensa.
La jefa del Tesoro anunció otros mil 250 millones de dólares en ayuda económica de Estados Unidos a esa república exsoviética del este europeo.
El viaje de Yellen sigue a uno similar hecho por Biden a Kiev el pasado 21 de febrero, donde prometió apoyar a Ucrania todo el tiempo que sea necesario, un compromiso que ella reiterará ahora.
La decisión de multiplicar el envío de recursos por parte de la administración demócrata se produce cuando algunos congresistas republicanos hacen saltar las alarmas sobre el nivel de ese apoyo.
El Gobierno de Estados Unidos gastó desde principios de 2022 la impresionante cifra de 77 mil 500 millones de dólares de los contribuyentes en la ayuda militar a Ucrania.
La semana pasada el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, dijo que Estados Unidos apoyará a Ucrania en su guerra contra Rusia durante «el tiempo que sea necesario».
Algunos legisladores republicanos siguen presionado al mandatario demócrata para que facilite al Congreso un calendario sobre cuándo piensa cesar su apoyo a esa nación.
El senador por Ohio J.D. Vance lideró recientemente una acusación para que la actual administración proporcione más transparencia sobre esos gastos.
«Antes de que el presidente Biden gaste un dólar más de los contribuyentes en Ucrania, debe presentar un plan claro para poner fin al conflicto de manera que avancen nuestros intereses de seguridad nacional», dijo Vance en un comunicado.
«No más cheques en blanco. Ya es hora de que el Presidente diga al pueblo estadounidense cómo se pone fin a esto.»
Kirby ripostó que “no ha habido cheques en blanco» y que «cada elemento que hemos enviado a Ucrania se ha hecho en plena consulta con el Congreso».
El 24 de febrero del pasado año, el presidente Vladimir Putin ordenó el comienzo de esa operación después de recibir la petición de ayuda de los líderes de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, reconocidas por Rusia.
Putin dejó claro que el objetivo era defender a las poblaciones que durante ocho años sufrieron persecuciones y genocidio por parte del régimen de Kiev, tras el golpe de Estado en esa república exsoviética, en 2014.
Además, recalcó el peligro que para la seguridad de Rusia representaba la aspiración de los nacionalistas ucranianos de unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Moscú ha denunciado que el continuo apoyo de la Casa Blanca a Kiev solo aleja las posibilidades de paz y empeora el conflicto.
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