Tal particularidad, llama mucho la atención a los más de dos mil participantes de 110 países que acuden a este encuentro de cinco días (27 de febrero al 3 de marzo) cuya sede principal es el Palacio de Convenciones de La Habana, pero con visitas a plantaciones, fábricas y degustaciones muy particulares.
Desde hace un tiempo se escucha, asociados al puro y a la buena mesa, la existencia de una especie de nuevo tipo de profesional, el Habanosommelier.
Sin embargo, esta denominación realmente se corresponde con un concurso muy imaginativo y real, que tuvo su punto de partida en este tipo de Festival, y con los puros Premium, los habanos, hechos a mano, artesanales, de la máxima calidad.
El tema de los Habanos siempre trae algún detalle para discutir y comprender, elementos importantes para tener en movimiento el quehacer de muchas personas en el mundo que por profesión o gusto están relacionados con este puro aromático.
Pues el caso fue, que desde el IV Festival Internacional del Habano (2002) el nombre pegó y quedó. En principios, fue un concurso para la mejor selección, corte y encendido del tabaco, y de facto proponérselo a un comensal de élite.
Se conformó entonces la delegación cubana al primer concurso mundial Habanosommelier con un certamen en el céntrico hotel Habana Libre, en su bar Las Cañitas, para ese entonces originario, con inusitada abundante presencia extranjera.
El primer equipo cubano lo formaron Marcelo Leonel Rodríguez, para dicho instante sommelier del restaurante capitalino La Roca y Orlando Blanco, su colega en el famoso Floridita, con reserva de Joel Begue de la Bodeguita del Medio, la casa de comida cubana más conocida en el orbe.
Entonces el primer lugar lo ganó Orlando Blanco, quien además fue para el momento vicepresidente del Club de Sommeliers de Cuba que existe desde 1995 en la práctica.
Sin embargo, ser Habanasommelier es un poco más complejo pues los entendidos en el asunto vencen primero un cuestionario teórico en el cual establecen sus sólidas opiniones acerca del vínculo de los puros cubanos con bebidas, platos y otros detalles.
Los sommeliers proponen cartas de tabaco vinculadas con las de vino, para un comensal muy exigente en busca de satisfacción completa.
Realmente, no se trata de una nueva profesión, se asume por sommeliers, cantineros muy expertos o personas conocedoras del tema con la finalidad de guiar a los comensales en este insospechado mundo del maridaje entre platos, vinos y ahora Habanos, un disfrute y valor añadido a la gastronomía, al turismo y, por supuesto, a Cuba.
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