La sede del “Opening Day” del V Clásico Mundial de Béisbol seduce desde las nubes con los espectaculares paisajes, y la arquitectura moderna y las estructuras legadas por el pasado colonial conviven en total armonía a la espera de los colores del periodo primaveral.
Esa relación converge bajo la custodia de montañas que acogen áreas naturales como el lago de Sol y Luna, cascadas y granjas espectaculares en un territorio industrial de 2.8 millones de habitantes, la mayoría fiel seguidora del deporte de las bolas y los strikes.
Las influencias de distintos países y culturas en sus edificaciones, mercados nocturnos, templos, museos, comercios y zonas residenciales maximizan la buena vibra que puede percibirse a simple vista, con residentes capaces de solicitar fotos a los turistas, sonreír y saludar en repetidas ocasiones, incluso sin conocerse.
Ubicada en el centro del país, Taichung surgió en el año 1705 -con el nombre de Dadun- y no fue hasta el siglo XX que logró desprenderse del pasado colonial, cuyas memorias siguen intactas y devienen fuente inagotable de historias gracias a los guías de viaje.
Justamente, esos expertos tienen reservado paquetes atractivos, pero un simple paseo –sin hoja de ruta o brújula- constituye una invitación a explorar, a dejarse llevar por el espíritu del buen anfitrión de sus pobladores y conocer cada rincón de su relieve.
Con una bulliciosa vida nocturna, que acontece especialmente en sus mercados y tiendas, la zona se distingue por ser una ciudad «económica, cultural e internacional», en la cual coinciden armónicamente los proyectos innovadores, la tecnología y la resiliencia ambiental.
En ese sentido, destacan en su cartografía sitios como el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el mercado nocturno de Feng Chia, el callejón de arte callejero, la Villa Arcoiris, el Parque Wu Quan, el Templo Confucio, el Centro Cultural Da Dun o los espacios cuyo menú incluye el tradicional té de perlas.
En esta urbe la arquitectura contemporánea cede el protagonismo a la majestuosa cordillera de Taiwán, en una simbiosis entre ingeniería y naturaleza que distingue este paraje asiático, lejos de La Habana (sede central de Prensa Latina), desde donde llegó un grupo de reporteros cubanos tras más de 14 mil kilómetros recorridos.
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