“Si se implementan en su totalidad, los cambios propuestos podrían debilitar materialmente la fortaleza del poder judicial y, como tal, ser negativos para el crédito”, señaló la institución en un comunicado.
Además, subrayó, también podrían plantear riesgos a largo plazo para las perspectivas económicas, en particular las entradas de capital en el importante sector de alta tecnología.
Hace seis días, numerosos economistas volvieron a criticar la propuesta del Ejecutivo, al señalar que sus efectos negativos se materializarán con mayor fuerza y rapidez a lo esperado.
En una nueva carta abierta, tras la publicada a finales de enero, los expertos afirmaron que los daños por el proyecto de ley continúan acumulándose.
Incluso si los mercados se estabilizan a corto plazo, a la larga habrá consecuencias adversas para el crecimiento económico del país y la calidad de vida de los ciudadanos, subrayaron.
“Lamentablemente, las advertencias que dimos no fueron atendidas y la coalición (en el poder) continúa con la iniciativa legislativa mientras ignora descaradamente las advertencias del país y del mundo sobre los daños esperados a la economía”, escribieron.
“La reforma del sistema judicial pone en peligro la economía israelí y puede causar una caída en la calificación crediticia de Israel, llevar a los inversores a huir y provocar una fuga de cerebros”, advirtieron en enero más de 300 expertos, incluido el Premio Nobel Eric Maskin.
Según el proyecto presentado por el ministro de Justicia, Yariv Levin, la iniciativa restringiría la capacidad del Tribunal Supremo para rechazar leyes debido a la llamada cláusula de anulación, que permitiría al Parlamento volver a legislar normativas impugnadas por ese órgano.
También le daría al Ejecutivo control total sobre la selección de jueces, evitaría que la corte use una prueba de razonabilidad para juzgar una legislación y las decisiones gubernamentales, y permitiría a los ministros designar a sus propios asesores legales.
En febrero más de 50 destacados economistas de universidades estadounidenses, incluidos 11 premios Nobel, criticaron en otra carta publica el plan.
Días atrás, una encuesta realizada por la firma Business Data Israel, proveedora de información comercial, reveló que 20 por ciento de las compañías considera sacar su dinero del país o ya lo hizo por temor a las consecuencias de la normativa.
Precisamente, a finales de enero durante una reunión con el primer ministro Benjamin Netanyahu varios empresarios le advirtieron que eso pasaría.
Ya comenzó la fuga de capital, “todavía no es una escala dramática, pero nos preocupa que este sea el comienzo de la tendencia”, expresó entonces durante el encuentro el director ejecutivo de Bank Hapoalim, Dov Kotler.
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