Ante la Policía Federal, Albuquerque explicó que la delegación diplomática brasileña recibió dos cajas envueltas con sellos de cera y marcadas con el escudo de armas de Arabia Saudita durante una cena con funcionarios de ese país en 2021. Una de las arcas no fue abierta hasta que la representación oficial llegó a Brasil.
El exministro señaló a los investigadores que intentaron entrar con las joyas, valoradas en más de tres millones de euros, para incorporarlas al patrimonio de Brasil. Estas, sin embargo, fueron decomisadas por el Impuesto de Sociedades de Personas Físicas.
Otro paquete que contenía un reloj, una pluma y gemelos entró en el país dentro de la maleta del exasesor Marco André Soeiro, de la comitiva del exministro. Tal bulto también fue entregado para ser incorporado al patrimonio del país.
Según Albuquerque, dijo a los profesionales de la aduana que las carísimas joyas del primer paquete eran dirigidas a la exprimera dama Michelle Bolsonaro por suposición, pero que desconocía su contenido.
Cuando vio que las alhajas eran femeninas, les afirmó, «por deducción», que eran para Michelle.
En un primer momento, Soeiro admitió que las joyas serían para Albuquerque.
Después cambió la versión y admitió que los artículos eran para Bolsonaro, pues el exministro lo representó en un evento en Arabia Saudita.
Ante el impasse, Soeiro accionó a Albuquerque, quien fue hasta el lugar del registro en un aeropuerto de Sao Paulo.
Los inspectores explicaron al extitular que los aderezos de lujo fueron retenidos porque no fueron declarados.
Precisaron además que los piezas podrían ser liberadas posteriormente, sin el pago de impuestos, si fueran declaradas como un regalo para el Estado brasileño.
Luego que los auditores explicaron el procedimiento legal para la liberación de los atavíos, Albuquerque comentó que nunca había recibido un regalo «tan grande». A continuación, afirmó que las prendas eran para Michelle.
Posteriormente, a finales del año pasado, un enviado del teniente coronel Mauro Barbosa Cid, exayudante de órdenes de Bolsonaro, intentó recuperar las joyas de la marca Chopard retenidas en Sao Paulo, pero no tuvo éxito.
El fardo de los carísimos adornos, después de pasar más de un año en poder de la aduana, sería ofrecido en subasta tras su decomiso por evasión de impuestos.
Tal decisión, sin embargo, fue suspendida porque las joyas pasaron a ser enmarcadas como prueba de posibles crímenes, entre ellos desvío, peculado y lavado de dinero.
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