El estudio, encabezado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía, España, y divulgado en Nature Communications, apunta a un incremento de estos siniestros en la cuenca mediterránea, y en el centro y en la costa occidental de Norteamérica en la década de 2090.
Los expertos explicaron que los rayos son la principal causa de incendios naturales en el mundo, que pueden propagarse rápidamente según las condiciones meteorológicas y de combustible disponible, liberando a la atmósfera cantidades considerables de carbono, óxidos de nitrógeno y otros gases contaminantes.
La investigación indicó que los rayos con corrientes continuas tienen una mayor probabilidad de provocar incendios forestales en comparación con aquellos sin corrientes continuas, apuntó Francisco Pérez-Invernón, investigador del centro.
Los de corriente continua, que constituyen en torno al 10 por ciento del total de los rayos que se producen, son un tipo específico que presenta una descarga de muy larga duración (decenas o centenares de milisegundos), que suministra más energía a la vegetación y aumenta la probabilidad de incendio.
“Nuestros resultados mostraron un aumento del 43 y del 41 por ciento en los rayos totales y de larga duración a nivel mundial, respectivamente», apuntó.
«En particular, se observó un aumento del 47 por ciento de los rayos de larga duración sobre la tierra, lo que podría aumentar el riesgo de incendios forestales inducidos por rayos en el futuro”, precisó.
Los resultados predicen una disminución del riesgo de incendios forestales provocados por rayos en las regiones polares en la década de 2090, excepto en algunas pequeñas áreas de Escandinavia, Alaska y Siberia, donde podría ser elevado debido a un aumento de los rayos de corriente prolongada.
Por otro lado, apuntan a un mayor riesgo de fuego provocado por rayos en el Sudeste Asiático, Sudamérica, África y Australia, y un cambio notable en los patrones regionales en Norteamérica y Europa.
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