Las repatriaciones de ciudadanos de naciones del sur del Sahara comenzaron después que el presidente tunecino, Kais Saied, los acusara de ser los detonadores de una ola de criminalidad.
«Hordas de inmigrantes ilegales de países subsaharianos son una fuente de crimen y violencia (además) de una empresa criminal que trata de cambiar la composición demográfica de nuestro país, dijo el mandatario el pasado 21 de febrero en una alocución pública.
Las encendidas alegaciones del presidente tunecino fueron matizadas por su Cancillería en un comunicado, que refuta alegaciones de racismo y establece condiciones para la legalización de la permanencia de extranjeros en este país norafricano.
Otros estados que comenzaron de inmediato a repatriar a sus ciudadanos establecidos en Túnez son Guinea, Mali y Costa de Marfil.
Varios de los retornados a sus países de origen se quejaron de expulsiones de sus empleos, desalojos de las casas en las cuales residían y de agresiones físicas en las calles.
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