Todo ello incluso puede golpear con formas más profundas en el sistema financiero y en las economías de los principales países, entiéndase los más ricos.
Que los bancos centrales encarezcan el precio del dinero y reduzcan la liquidez es una mala noticia para las inversiones de riesgo como la bolsa, siempre resultó así.
La semana del 7 de marzo, el índice bursátil Ibex, llegó a cotizar a nueve mil 528,3 puntos, un nivel no alcanzado desde febrero de 2020 y, teniendo en cuenta dividendos abonados, un nuevo máximo histórico.
Esta alza además demostró una fortaleza atípica porque la española fue de las bolsas europeas que menos cayó en 2022 y es de las que más sube en 2023.
Sin embargo, ese ejemplo de repente se ve ensombrecido, pues en ese contexto empiezan a llegar noticias de los problemas de un banco estadounidense cuyas siglas son SVB, que en noviembre de 2021 cotizaba por encima de los 750 dólares y que de repente cerró a 267 y poco después a 106.
La primera reacción fue tibia, al fin y al cabo es un banco de startups (emergente), es decir, se asume que tomó demasiados riesgos en empresas del sector de Internet que, desde el fin de la pandemia de la Covid-19, y tras los máximos históricos del Nasdaq en enero del año pasado, tienen problemas.
Los operadores recuerdan que siempre fue muy difícil el camino, salvo para compañías enormes como Google o Facebook.
Y el problema apuntó a monetizar los servicios gratuitos de la red. Lo que ocurre es que coincide con las noticias de otro banco, mucho más grande y más tradicional, con problemas, el Credit Suisse.
Este último también sufrió una advertencia que implica un retraso en la presentación de sus cuentas anuales. Por demás, otro de los problemas relacionados está en las políticas de tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos, con una influencia en extensión.
Entonces, el SVB se convierte en el primer banco intervenido desde octubre de 2020, período atípicamente largo sin problemas bancarios en el país
Pero estos problemas financieros parecen tener una larga cola que afectará por tanto a las bolsas, y a relevantes empresas, con la preocupación de una crisis que algunas voces llegan a augurar puede tener visos del crack de 1929.
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