Proveedores de alimentos, agua, maderas, medicinas y otros recursos, estos desempeñan también un rol esencial en la sostenibilidad y la seguridad ambiental, el clima y las precipitaciones.
“Bosques saludables, personas saludables” es el lema de este año para celebrar la fecha escogida por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) desde 2013 para destacar la importancia que todos los tipos de bosques tienen para el bienestar del planeta y para el de todos los seres vivos.
Estos datos así lo corroboran: los humedales forestales suministran casi el 75 por ciento del agua dulce accesible en el planeta, en tanto las hojas de los árboles filtran el material particulado, un tipo de contaminante atmosférico producido por la combustión de carburantes fósiles que puede alcanzar concentraciones peligrosas en las ciudades.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los bosques proporcionan productos comestibles que aportan macro y micronutrientes para una alimentación saludable y contribuyen a la diversidad alimentaria.
Además, una cuarta parte de los fármacos que se producen en países desarrollados son de origen vegetal, mientras que en los países de desarrollo acelerado la contribución llega al 80 por ciento.
Por otra parte, los bosques urbanos y periurbanos ofrecen espacios verdes para el ejercicio y la recreación y ayudan a recuperarse del estrés de la vida urbana.
También estos espacios amortiguan el ruido, reducen el efecto de la isla térmica urbana durante las olas de calor y absorben la contaminación del tráfico y de las industrias, ayudando así a proteger de enfermedades respiratorias.
De acuerdo con informes de la ONU, el 60 por ciento de todas las enfermedades infecciosas y el 75 por ciento de las enfermedades infecciosas emergentes son de origen zoonótico.
Estas tienen su origen en la transmisión de patógenos de los animales a los humanos y suelen darse cuando se eliminan los entornos naturales, como los bosques.
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