Moro, del partido Unión Brasil, y su familia estaban siendo monitoreados desde enero por integrantes del Primer Comando de la Capital (PCC), sospechosos de planear matar y secuestrar autoridades, según el Grupo de Actuación Especial de Represión del Crimen Organizado, del municipio Presidente Prudente, interior de Sao Paulo. Según el legislador, él era uno de los objetivos del grupo criminal.
El ministro de Justicia, Flavio Dino, afirmó este miércoles que había «actos de montaje de estructuras para perpetrar crímenes (contra Moro) en Paraná (sureño estado)».
La represalia contra Moro estaba motivada por cambios en el régimen de visitas en prisiones.
Criminales también trabajaban con la idea de secuestrar al senador como forma de negociar la liberación de Marcos Willians Herbas Camacho, alias Marcola, atracador de bancos, considerado por el estado de Sao Paulo como líder de PCC.
Al citar agentes, el portal G1 asegura que al menos 10 criminales se turnaban para monitorear a la familia del exmagistrado en Curitiba, capital de Paraná.
Los delicuentes alquilaron granjas, casas y hasta una oficina al lado de las direcciones del parlamentario.
Después de la alerta, Moro y su familia pasaron a contar con escolta de la Policía Militar de Paraná.
Un comunicado policial apunta que unos 120 agentes cumplieron con 24 órdenes de búsqueda y 11 de arresto en los estados de Sao Paulo, Paraná, Mato Grosso do Sul y Rondonia.
De acuerdo con G1, el fiscal Lincoln Gakiya investiga el PCC que actúa dentro y fuera de las cárceles brasileñas e internacionalmente, desde el comienzo de la década del 2000.
Gakiya vive desde hace más de 10 años con escolta policial las 24 horas del día por las amenazas de muerte recurrentes que recibe.
Las investigaciones revelan que los sospechosos planeaban, incluso, homicidios y extorsión mediante secuestro en al menos cinco unidades de la federación. Los ataques podrían ocurrir de forma simultánea.
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