Se trató de la segunda ocasión en que las sesiones ordinarias tuvieran lugar fuera de su sede habitual en Nueva York, la primera fue en Etiopia, en 1972.
El profesor de filosofía Jaime Flores rememora que en esa cita brilló el liderazgo del General Omar Torrijos, quien en su criterio impulsó un giro en la región, distinto a como se atendía desde 1903, con los Estados Unidos dictando la línea de política exterior a las dictaduras y gobiernos lacayos de entonces.
Para el también abogado, el líder militar supo nutrirse de dirigentes estudiantiles, obreros, profesionales, y otros, que habían construido lustros antes frentes de unidad y lucha común, en contra de la Zona del Canal, entonces en manos de Washington.
Flores recuerda en su más reciente artículo sobre el tema que en el entorno estaban también países como Vietnam donde las tropas agresoras norteamericanas sufrían pérdidas y el rechazo que ello generó; además en Cuba la Revolución triunfante en 1959 proclamaba principios de no injerencia y autodeterminación.
Otros analistas invocan las valientes palabras pronunciadas por Torrijos sobre el cerco económico, comercial y financiero de Estados Unidos a la mayor de las Antillas.
En esa ocasión afirmó que «los bloqueos y las presiones deben avergonzar más a quien los ejerce que a quien los recibe. Cada hora de aislamiento que sufre el hermano pueblo de Cuba constituyen sesenta minutos de vergüenza hemisférica».
El Consejo de Seguridad, se efectuó nueve años después de la Gesta del 9 de enero de 1964, que estremeció al istmo y el continente, por la masacre del ejército estadounidense hacia estudiantes y ciudadanos que empuñaban el emblema patrio, indicó el investigador.
En ese escenario, Panamá devino centro de la mirada del mundo, con una población pequeña pero que se agigantaba para reclamar su derecho de soberanía en la Zona del Canal y lograr un firme pronunciamiento de los 15 miembros del Consejo de Seguridad al anhelo de ponerle fin al coloniaje, agregó Flores.
La Resolución contó con el apoyo de Australia, Austria, China, Francia, Guinea, India, Indonesia, Kenia, Panamá, Perú, Sudán, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Yugoslavia.
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte se abstuvo como era de esperarse, Estados Unidos presentó el voto en contra, y por su condición, de miembro permanente la propuesta fue rechazada, a pesar del contundente respaldo de las naciones.
De aquellos días también devino referente la frase pronunciada por el entonces canciller Juan Antonio Tack: “Estados Unidos vetó a Panamá, pero el mundo vetó a Estados Unidos”.
Las voces de protesta no se hicieron esperar, entre ellas la de la representante de Guinea, Jeanne Martin, quien señaló sentirse decepcionada por la actitud de Washington.
Pese a todos los tropiezos, como un gran desafío aprecian hoy las organizaciones populares aquella otra frase contundente de Torrijos en el discurso de apertura del Consejo: “ Nunca hemos sido, que no somos, ni nunca seremos, Estado asociado, colonia o protectorado, ni queremos agregar una estrella más a la bandera de los Estados Unidos”.
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