El gabinete discutirá el lunes un solo punto en su agenda relacionado con los sueldos, a la luz del desplome de la moneda nacional y la disminución del poder adquisitivo.
De lograr el quórum necesario sería la quinta reunión ministerial desde el fin del mandato de Michel Aoun al frente de la presidencia de la República, el 31 de octubre último, y la cuarta en el año, bajo el título de asuntos emergentes y en medio de las presiones de algunas fuerzas políticas.
En este contexto, el Sindicato General del Trabajo advirtió al gobierno sobre la posibilidad de retornar a la huelga debido a la situación de desastre de la clase obrera.
Durante una visita al primer ministro interino, Najib Mikati, el representante del gremio Bashara Al-Asmar, denunció que la subida del tipo de cambio del dólar impacta negativamente en todos los sectores y conduce a más quiebras.
En el diálogo, el representante calificó de inaceptable la manipulación excesiva en la tasa de la libra libanesa que esta semana superó el umbral de 140 mil frente al dólar, antes de caer por debajo de los 110 mil, luego del anuncio del Banco Central de una circular para limitar el desplome.
La autoridad sindical también discutió la emisión de los cuatro decretos relacionados con aumentos en el sector privado, acordados en diciembre pasado; así como garantizar un incremento en el subsidio de transporte y asegurar incentivos y salarios acorde con la demanda del dólar.
Otros puntos analizados por la dirección del Sindicato y Mikati incluyó la realidad de la medicina y la hospitalización, la Universidad Libanesa, la dolarización; además de la manipulación de los precios de los combustibles, medicamentos, productos alimenticios y otros artículos básicos.
En este contexto, el jefe del gobierno, Najib Mikati, manifestó al titular del Parlamento, Nabih Berri, las dificultades de los ingresos y las finanzas públicas e insistió en la urgencia de elegir al nuevo presidente de la República como la puerta de entrada a una solución a la crisis.
Mikati indicó al líder legislativo la falta de diálogo nacional y la responsabilidad de la clase política en no cumplir con sus funciones y arrastrar a la población al colapso.
Desde 2019, Líbano enfrenta una crisis económica que el Banco Mundial clasificó entre los peores del mundo, debido a una aguda crisis de liquidez y fuertes restricciones bancarias.
La parálisis política exacerba la situación, con un Parlamento incapaz de lograr el consenso requerido para designar al jefe de Estado tras 11 sesiones y un gobierno interino de limitados poderes constitucionales.
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