Originario de Kenia pero residente en el norteño país desde muy pequeño, el joven afroamericano falleció por asfixia en el proceso de admisión en un centro de salud mental del estado de Virginia, cuando apenas contaba 28 años.
Diez personas relacionadas con su muerte, entre ellas siete policías y tres empleados del hospital, fueron acusadas de homicidio intencional sin premeditación.
La Oficina del Médico Forense Jefe en Richmond ratificó la causa del deceso, y determinó que a Otieno lo retuvieron en el suelo con esposas y grilletes durante 12 minutos.
De acuerdo con el fiscal del condado, los agentes del orden “asfixiaron hasta la muerte” a Irvo mientras lo sujetaban.
Ben Crump, abogado de derechos civiles, afirmó que el joven no fue violento ni agresivo con los agentes en el proceso de arresto y admisión en la instalación asistencial el pasado 6 de marzo.
“Usted ve en el video que está inmovilizado con esposas, tiene grilletes en las piernas, y en la mayor parte del video se observa que parece estar entre la inercia y la inconsciencia, pero aun así se distingue que está siendo inmovilizado tan brutalmente con una rodilla en su cuello”, advirtió Crump, citado por la cadena CNN.
El jurista recordó que al igual que el arresto y la muerte de George Floyd en Minneapolis en 2020, Otieno estaba boca abajo y sujetado. “¿Por qué alguien no tendría suficiente sentido común para decir que hemos visto esta película antes?”, preguntó.
Su familia ahora exige respuestas sobre cómo un músico prometedor que presentaba lo que llamaron una crisis de salud mental terminó muerto, y por qué nadie lo defendió y evitó tal desenlace, añadió la televisora.
El caso vuelve a colocar sobre el tapete de la opinión pública los ya recurrentes excesos, brutalidad y violencia de la policía en Estados Unidos.
El pasado año, al cumplirse el segundo aniversario del asesinato de Floyd, el presidente Joe Biden emitió una orden ejecutiva destinada a reformar las prácticas policiales.
La medida pretende permitir un mayor control de la contratación de las fuerzas del orden, así como la capacitación, la supervisión y la rendición de cuentas en los casos de violencia policial o armada, especialmente contra la comunidad negra.
(Tomado de Orbe)