Mao Ning, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, enfatizó en que se trató una decisión política de Tegucigalpa y tiene como base el reconocimiento al principio de Una sola China, tal y como hicieron antes Panamá, República Dominicana, El Salvador y Nicaragua.
Desmintió, nuevamente, rumores que vinculan ese paso con la compra, por parte del gigante asiático, de la deuda soberana por dos mil 500 millones de dólares del país centroamericano.
Reivindicó el compromiso de China y Honduras con el desarrollo de unos lazos donde primen la igualdad, el beneficio mutuo y una cooperación, extendida a distintos sectores y con impacto positivo en el progreso socioeconómico de cada lado.
Mao también criticó y auguró el fracaso de Taiwán por insistir en la independencia y la diplomacia del dinero para mantener nexos con la comunidad internacional.
Este 26 de marzo China y Honduras establecieron relaciones diplomáticas, oficializaron la decisión con la firma de un comunicado conjunto en Beijing y determinaron designar embajadores en sus respectivas capitales.
La ruptura de nexos de Tegucigalpa tras más de 80 años, dejó a Taipéi solo con el reconocimiento de 13 países en el mundo.
La comunidad internacional aprobó con 170 votos una resolución en 1971 que considera a la República Popular China el único representante legítimo ante las Naciones Unidas y reconoce a la isla de Taiwán como parte inalienable de esa nación asiática.
Para avanzar hacia la completa reunificación del territorio nacional, Beijing defiende también la política de Un país, dos sistemas, aplicado en las regiones administrativas de Hong Kong y Macao.
Sin embargo, los dirigentes taiwaneses se niegan a aceptar ese estatus.
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