La decisión del Gobierno de reducir el presupuesto de 83 organismos de Estado en 1,5 por ciento para financiar al nuevo cuerpo castrense echó más lecha al fuego.
El Gabinete disminuye la cantidad de dinero destinado a la atención médica, la educación, el bienestar social y el transporte público, “todo para financiar un ejército privado de matones para el payaso de Tiktok”, afirmó el líder de la oposición en referencia a ben Gvir.
Esa medida demuestra que el primer ministro Benjamin Netanyahu no planea detener sus proyectos extremistas, por lo tanto deben continuar las protestas en la calles, estimó el exparlamentario Mossi Raz.
Ayer se divulgó una carta del comisionado de la Policía, Kobi Shabtai, en la que lanzó duras críticas contra el plan al estimar que dañará gravemente la seguridad pública y provocará el caos en la aplicación de la ley.
Por su parte, la fiscal general Gali Baharav-Miara hizo sonar la alarma al advertir al Ejecutivo que existen obstáculos legales a la versión actual de la propuesta.
Ante una ola de protestas en el país, Netanyahu se vio obligado la pasada semana a aplazar la discusión parlamentaria de una reforma judicial, una decisión criticada por Ben Gvir, socio de la alianza, que amenazó con abandonar el Ejecutivo.
A cambio del respaldo del ministro, el jefe de Gobierno prometió formar una Guardia Nacional de dos mil integrantes y ponerla bajo su mando con el fin de combatir el “crimen nacionalista y el terrorismo”.
Numerosos mandos retirados de la policía cuestionaron la decisión, incluido el excomisionado Moshe Karadi, quien alertó que Ben Gvir podría usar ese cuerpo para lanzar un golpe de Estado.
En tanto, el diario Haaretz reveló que el jefe del Servicio de Seguridad General (Shin Bet), Ronen Bar, también expresó su oposición en reuniones a puerta cerrada.
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