De acuerdo con los investigadores, las regiones que respaldan las funciones cognitivas, sociales y emocionales parecen permanecer maleables, o capaces de cambiar, adaptarse y remodelarse, durante más tiempo que otras áreas, lo que hace que los jóvenes sean sensibles a los entornos socioeconómicos durante la adolescencia.
Los expertos registraron cómo se desarrollan los procesos de desarrollo en el cerebro humano desde las edades de 8 a 23 años a través de imágenes de resonancia magnética.
Los hallazgos indican un nuevo enfoque para comprender el orden en el que las regiones cerebrales individuales muestran reducciones en la plasticidad durante el desarrollo.
La plasticidad cerebral se refiere a la capacidad de los circuitos neuronales (conexiones y vías en el cerebro para el pensamiento, la emoción y el movimiento) para cambiar o reorganizarse en respuesta a señales biológicas internas o al entorno externo.
Si bien generalmente se entiende que los niños tienen una mayor plasticidad cerebral que los adultos, este estudio proporciona nuevos conocimientos sobre dónde y cuándo se producen reducciones en la plasticidad del cerebro durante la infancia y la adolescencia.
El estudio reveló que las reducciones en la plasticidad cerebral ocurren primero en las regiones «sensoriales y motoras», como las regiones visuales y auditivas, y ocurren más tarde en las regiones «asociativas», como las involucradas en el pensamiento de orden superior (resolución de problemas y aprendizaje social).
Como resultado, las regiones del cerebro que respaldan las funciones ejecutivas, sociales y emocionales parecen ser particularmente maleables y receptivas al entorno durante la adolescencia temprana, ya que la plasticidad se produce más adelante en el desarrollo.
Este trabajo sienta las bases para comprender cómo el entorno da forma a las trayectorias del desarrollo neurológico incluso durante la adolescencia, dijo el investigador Bart Larsen.
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