Por Ernesto Vera Mellado
Redacción Nacional
La firma del instrumento jurídico, el 16 de abril de 1959, inició el laborioso camino dirigido a defender las luchas de los pueblos y su derecho a la independencia, soberanía y autodeterminación.
Corresponsalía de Prensa Latina en Estados Unidos, de derecha a izquierda Francisco Valdés Portela de pie, Ángel Boan, ambos corresponsales de Prensa Latina. Agachado de izquierda a derecha el periodista colombiano Gabriel García Márquez, corresponsal de PL
A tal irreverente osadía le pronosticaron un mes de vida; era tan avasallante la hegemonía mediática de las grandes transnacionales de la información que la intención de amplificar la voz de las causas populares pareció a algunos un desafío condenado al fracaso.
Comandante Fidel Castro Ruz y Jorge Ricardo Masetti, director de Prensa Latina en el Escambray.
Sin embargo, dos meses después de esa acción primigenia, Prensa Latina -calificada por periodistas latinoamericanos entonces como «la agencia que hacía falta»- transmitió al mundo su primer cable noticioso bajo la sigla «PL”, y con ese aliento cumplirá sus primeros 64 años el próximo el 16 de junio, fecha tomada oficialmente como la de su fundación.
Hoy la agencia tiene oficinas en cerca de 40 países, la mayoría en América Latina, y transmite alrededor de 400 despachos diarios que conforman principalmente el servicio mundial de noticias en los idiomas español, inglés, portugués, italiano, ruso y turco.
También llega a sus lectores a través de publicaciones como Cuba Internacional, Orbe, Negocios en Cuba, The Havana Reporter y Correos de Cuba, mientras, trabaja por aprovechar las posibilidades de las tecnologías de la comunicación y la información para desde una perspectiva multimediática hacer más efectiva su labor.
Sus estrechos vínculos y convenios de trabajo con varias agencias y cadenas internacionales de prensa como Sputnik, Al Mayadeen, Telesur, AVN, HispanTV, VNA, SANA, entre otras, contribuyen a romper el cerco mediático y divulgar la realidad latinoamericana y mundial desde la visión de los pueblos y sus aspiraciones.
Ese empeño, así como el prestigio de la Revolución cubana y el compromiso compartido por sus fundadores y continuadores -destacados intelectuales latinoamericanos y cubanos- impulsan actualmente la labor de los trabajadores de Prensa Latina, bajo el principio de servir a la verdad.
UNA AGENCIA PARA ENFRENTAR LA GUERRA MEDIÁTICA
El triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959, marcó la necesidad y, sobre todo, la oportunidad de romper el secuestro de la verdad por los grandes medios, y enfrentar la guerra mediática organizada y dirigida desde Estados Unidos contra la isla y su proceso de cambios.
Las falacias y tergiversaciones de las grandes corporaciones de la información, iniciadas incluso antes del triunfo rebelde sobre la tiranía del dictador Fulgencio Batista (1952-1958), arreciaron durante los juicios contra criminales de guerra y torturadores, testaferros del régimen responsable de atroces hechos de sangre.
En ese contexto, el Gobierno Revolucionario convocó a casi 400 periodistas del continente para que viajaran a La Habana a constatar la campaña de calumnias y mentiras sobre la realidad cubana, acción que se identificó como Operación Verdad.
Durante aquel encuentro, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, señaló el imperativo de que los pueblos de América Latina tuviesen una agencia de noticias para divulgar su realidad, manipulada, silenciada y calumniada por las grandes transnacionales de la información.
Con el aliento y apoyo de Fidel Castro y del comandante guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara, un grupo de periodistas se dio a la tarea de organizar la fundación de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina.
Entre ellos se encontraron Gabriel García Márquez, Carlos María Gutiérrez, Rodolfo Walsh y Aroldo Wall, así como el argentino Jorge Ricardo Masetti (primer director general de la Agencia), junto a un grupo de profesionales cubanos de experiencia como Ángel Augier, Francisco Portela, Ángel Boán Acosta y Gabriel Molina.
Desde entonces hasta la fecha, varias generaciones de profesionales de Prensa Latina han sido testigos presenciales -a veces en solitario y en medio de complejas circunstancias- y divulgadores objetivos de hechos que marcaron hitos en el devenir histórico latinoamericano y de otras latitudes, y prestigian diariamente la labor de la agencia que hizo y hace falta.
arb/evm