Tiroteos, atentados con bombas, masacres, reos muertos, motines en las penitenciarias y asesinato de policías han mantenido en jaque la vida de los ecuatorianos estos últimos días.
Las provincias de Guayas y Esmeraldas se han convertido en el epicentro de la criminalidad en esta nación sudamericana, ambas bajo el estado de excepción decretado recientemente por el presidente, Guillermo Lasso.
Esta semana inició con una masacre en un puerto pesquero de la provincia de Esmeraldas. El suceso dejó un saldo de ocho personas asesinadas, la mayoría de ellas, trabajaban en ese puerto.
Un día después, al menos cuatro trabajadores de una camaronera que se dirigían a su empleo resultaron heridos luego de ser atacados por delincuentes en el Golfo de Guayaquil, en la provincia de Guayas.
Horas más tarde, hasta el muelle de Posorja, una parroquia rural en esa ciudad de la costa ecuatoriana, llegó una embarcación con dos personas fallecidas y una tercera herida. Los tripulantes habrían sido atacados mientras se encontraban pescando en alta mar.
Este viernes, la comunidad de Guayaquil amaneció conmocionada luego de que tres atentados con explosivos detonaran en distintos sectores de esa urbe costera.
A ese escenario se suman los enfrentamientos en la Penitenciaría del Litoral, mayor cárcel de Ecuador ubicada en esa zona del país andino. Este hecho se produjo un día después de que tres policías que trabajaban en esa cárcel fueran asesinadas en un restaurante ubicado al frente a la institución y el pasado miércoles seis reclusos aparecieron ahorcados en ese mismo centro.
La nación andina sufre una crisis de inseguridad que el Gobierno atribuye a bandas asociadas al narcotráfico y a la respuesta de esas pandillas a las acciones para enfrentarlas.
La ola de violencia en Ecuador tiene lugar a las puertas del posible juicio político contra Lasso que podría poner fin a su mandato.
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