Este día de 1971 ocurrió la muerte del compositor y guitarrista cubano Miguel Matamoros, quien cantaba y rasgaba su instrumento en serenatas de Santiago de Cuba.
Un genuino exponente de la trova tradicional y muy intuitivo fundó el Trío Matamoros, y creó boleros y sones, destacándose «Juramento», «Lágrimas negras» y «Son de la loma», estos dos últimos llevados a versiones de son montuno por intérpretes internacionales.
Otro cantante, compositor y bailarín del hermano pueblo de Puerto Rico, Luis Fonsi, festeja 45 años de vida y ya casi tres décadas de estar en la música, primeramente con baladas románticas y luego, en 2017, sobrevino en pocos meses la explosión -con su coterráneo regguetonero Daddy Yankee- de «Despacito».
Todos sabemos que aquello fue un boom, furor total en cada rincón, estrenado el 12 de enero de 2017 como primer sencillo bajo el sello Universal Music Latino.
Quizás Linda Perry no le recuerde ahora a alguien especial, pero la joven cantante de rock, escritora y productora musical estadounidense, nacida el 15 de abril de 1965, obtuvo gran reconocimiento 30 años después por el sencillo «What’s Up?».
Perry formó dos compañías discográficas y se convirtió en una de las empresarias más importantes de la industria musical, responsable de éxitos de cantantes como Gwen Stefani, Pink y Christina Aguilera.
Su sello discográfico Rockstar Records, en alianza con Interscope Records, distribuyen actualmente a artistas internacionales.
La actriz francesa Emma Watson cumple años también el 15 de abril y es, además, modelo y activista, reconocida como británica, pues desde la edad de cinco años se mudó para Reino Unido.
Watson es popular principalmente por el personaje de Hermione Granger, en la saga de películas de Harry Potter.
Este recorrido de aniversarios concluye con el filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre, quien falleció un día como el de hoy del año 1980.
Novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario se convirtió en exponente del existencialismo.
Galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1964 se rehusó explicando a la Academia sueca que él tenía por regla rechazar todo reconocimiento, pues «los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones establecidas», alegó.
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