Bardavid hizo una amplia exposición de la iniciativa, la cual toma como base para hacer de la paz un camino, los preceptos generalmente aceptados en el mundo.
Ellos son la Doctrina Estrada (1930) sobre el respeto a la soberanía nacional, el Pacto Roerich (1935), el cual proclama que la defensa de los bienes culturales es más importante que la defensa militar, la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y el Tratado de Tlatelolco (1967).
También se incluyen el Manifiesto de Sevilla (1986), que defiende la abolición de la guerra, y la Constitución de la Tierra (2023) y su propiedad.
La misión del pacto es hacer de la paz una construcción y una cultura de manera constante y permanente, entendiéndola no sólo como ausencia de guerra y de violencia sino, como un desarrollo integral del ser en unidad desde tres dimensiones básicas: individual, social y medioambiental.
Amplía la protección ecosocial y artísticocultural establecida a los derechos humanos de los pueblos originarios, migrantes, personas en condiciones vulneradas y vulnerables, las privadas de su libertad, de la Madre Tierra, los animales, semillas originarias y, muy en especial, el derecho humano a la Paz.
Según los autores su concepción y propuestas se condensan en el decreto de promover la paz como un estado del ser en unidad con uno mismo, con la humanidad y con la naturaleza.
Se inspira en el Pacto Roerich y el Comité Internacional de la Bandera de la Paz, Organización civil adscrita a la ONU que representa desde hace casi cuatro décadas la doctora y actriz Alicia Rodríguez.
Plantea que los ciudadanos deben asumir su corresponsabilidad en la construcción de la paz y no violencia, y los gobiernos e instituciones diseñar y promover políticas públicas de fomento a la cultura de paz, gestionar y fomentar la cultura de paz en las leyes de sus países.
Además de incluir los ecosistemas sociales sociales, programas educativos, respeto y gratitud hacia la naturaleza y reproducción de eco-aldeas y santuarios de paz a nivel global.
Bardavid anunció que este pacto se propone expandir la protección de los territorios que señala la Unesco a través de la declaración de derechos humanos y que se vinculan con la paz, la cultura, la Madre Tierra-Naturaleza, los pueblos originarios, los migrantes, entre otros.
Y además lo referido a lo patrimonial, incluido el arqueológico intangible y natural lo cual es un requisito indispensable.
Consideramos indispensable, dijo, la necesidad de impulsar la formación de una conciencia de paz en los ciudadanos y también el compromiso de promover programas de educación al respecto en instituciones políticas, públicas, privadas, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación.
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