El evento se realiza en la Sala de Armas del Centro Deportivo Magdalena Mixhuca, y sesionará todo el día en talleres de investigación y el pleno tras la ceremonia de inauguración, bienvenida y presentación de los numerosos manifiestos que serán puestos a discusión por la dirigente nacional Claudia Serapio Francisco.
Los trabajos abrirán con un análisis de la coyuntura nacional y la influencia que ejerce la situación internacional en el sector agrario, e inmediatamente su líder, el senador José Narro, del oficialista partido Morena, presentará un posicionamiento político de la CNPA en torno a los numerosos temas puestos a debate
El mensaje político lo hará la secretaría general de Morena, Citlalli Hernández Mora, y el del Movimiento Campesino Internacional estará a cargo de Judite Santos, representante del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil.
En la sesión matutina se discutirá una propuesta de convenio de trabajo entre el Instituto Nacional de Formación Política de Morena y la CNPA que será defendida por Rafael Barajas, su director.
Los manifiestos, materia principal del evento, son una docena y versarán sobre el movimiento campesino y la IV Transformación, el Derecho Humano a la Tierra,
al Agua, el Medio Ambiente y la Minería, las personas indígenas, financiamiento y autosuficiencia alimentaria.
Además, el comercio justo, política social y derecho al bienestar, Mujeres: igualdad sustantiva y una vida libre de violencia, migrantes y derechos humanos, derecho a la movilidad y a la conectividad, y finalmente adicciones, rehabilitación y reinserción Social.
El plan de Ayala fue un manifiesto promulgado el 28 de noviembre de 1911 en la Revolución mexicana por el cual el caudillo Emiliano Zapata desconoció al entonces presidente Francisco I. Madero al considerarlo alejado de las causas campesinas, y cooperó en su redacción Otilio Montaño.
El manifiesto -de allí que sea la forma adoptada por la CNPA en sus objetivos y demandas- fue publicado el 15 de diciembre de 1911 en el periódico Diario del Hogar, concluyendo con el lema Libertad, Justicia y Ley.
De esa manera, Zapata llamó a las armas para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos, pues sostenía que las tierras les habían sido arrebatadas al pueblo por caciques, hacendados y terratenientes, y debían ser devueltas a sus dueños originarios.
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