La policía precisó en un comunicado que Adir Vahib Ghanem, de 25 años, resultó gravemente herido anoche en el tiroteo y fue llevado al Centro Médico Meir, donde murió esta madrugada.
La institución explicó que lanzó una operación para capturar a los sospechosos y detalló que trabaja para determinar si el guardia o el alcalde del pueblo, Shuaa Masarwa Mansour, eran el objetivo del asesinato.
Según la ONG Iniciativas de Abraham, con esta muerte suman 55 el número de árabes-israelíes que perdieron la vida desde principios de año en incidentes violentos, 51 de ellos por disparos.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
En la actualidad ellos suman 1,9 millones de personas, casi un 21 por ciento del total de la población de este país.
Esa minoría experimentó un aumento de la violencia en los últimos años, impulsada principalmente por el crimen organizado, en medio de críticas a la pasividad de la policía para enfrentar el problema.
Las altas tasas de desempleo, la pobreza y otros factores sociales son también causas del flagelo, de acuerdo con varios estudios.
Una encuesta realizada en marzo del pasado año reveló que el 94 por ciento de los árabes que viven en Israel sufrieron en alguna ocasión el racismo y la discriminación de la mayoría hebrea.
Según la investigación del Centro para la Religión, la Nación y el Estado, el 69 por ciento dijo ser objeto de racismo y discriminación en lugares públicos, mientras el 41 por ciento lo fue en instituciones académicas.
La ONG Sikkuy asegura que una de las principales razones de las diferencias entre los ciudadanos árabes y judíos es la asignación desigual de los recursos estatales.
Sikkuy resaltó en su reporte anual 2020 que un 14,5 por ciento de las familias judías vive por debajo del umbral de la pobreza, mientras que entre las árabes el flagelo alcanza al 45,3 por ciento.
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