La huelga, aunque aquí evitan el término, paralizará diversos servicios, e incluirá concentración y acto frente al Palacio Legislativo, en jornada cuando los diputados tienen prevista la aprobación del articulado de la modificación jubilatoria.
El transporte público, los servicios del Estado, también de Salud (no emergencias), entre otras actividades, estarán afectados en esta jornada de protesta, que sumará otros capítulos de rechazo a una iniciativa impulsada por el presidente Luis Lacalle Pou desde su campaña por el cargo máximo del país.
De su lado esgrime el argumento de que el actual sistema de Seguridad Social es cada vez más incosteable.
Resulta un razonamiento compartido por organizaciones políticas, sindicatos y movimientos sociales, que a la vez consideran que otra reforma «solidaria» es posible.
Incluso por partidos afines al Partido Nacional, del mandatario, pero que en el Parlamento evidenciaron diferencias y polémicas públicas, en controversias que finalmente aceptó, al parecer a regañadiente, el propio mandatario.
En todo este manejo del asunto quedó grabada la frase de Lacalle Pou, presidente de país ganadero, de que a su propuesta: se le «echó agua a la leche».
Pero lo que no parece aguada es la movilización de hoy contra la reforma jubilatoria. Como dijo a Prensa Latina el albañil Mario Gullio, del sindicato de la construcción, Sunca: «Merezco mi retiro luego de muchos años de trabajo».
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